Originalmente escrito por Pankration
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Dependiente del peso: Odlanier Solís
267 libras para el compromiso de esta noche en Texas Cuando el completo cubano Odlanier Solís peleó contra Klitschko pesó 246 libras, en menos tiempo que el que canta un gallo, se lesionó gravemente la rodilla.
Aquella pelea quedó como un intento frustrado del habanero con demasiada fanfarria triunfalista previa de los seguidores del antillano.
Biológicamente y comprobado en el ring, el exceso de peso corporal adquirido por un boxeador para un compromiso determinado no lo hace pegador, sino que le resta velocidad. Por lo que nunca puede sacrificarse esta, que es el verdadero arma de un púgil, por las apariencias de poderío que da convertirlo en un escaparate de menos movilidad: el Sugar Ray Robinson magistral y poderoso lo fue durante su paso por la división welter, en los medianos, aunque continuó ganando, ya no era igual, porque perdió velocidad…
Si un boxeador es sometido a exigencias para pesar más y “pegar más duro”, lo primero que se debe tener en cuenta es que los contrarios en esa división estan en capacidad de asimilar la pegada de ese peso, si no con facilidad, por lo menos sin aspavientos.
Para un boxeador que acaba de salir de un proceso de rehabilitación por una lesión en una rodilla que puso en peligro su carrera para el que, a pesar de todo, todavía no se sabe cuál sera su evolución en la práctica oficial, la medida de hacerlo más pesado, supongo, es una contraindicación.
A través del tiempo, a los atletas con lesiones en las piernas, sobre todo en las rodillas, se les mantiene en forma activa bajando de peso, no al revés. Por lo menos eso es lo que siempre he oído o leído desde hace 50 años.
Esta noche Solís (17-1, 12 KO’s), sube en Texas contra Constatin Airich (23-5-2, 17 KO’s) con 267 libras, 21 más de las que un movimiento rutinario e inofensivo casi le cuesta la carrera. Por supuesto que no sugiero una derrota, a fin de cuentas, a pesar del récord decente que tiene, Airich debe ser una figura meticulosamente escogida para que el cubano “cumpla las expectativas”; tampoco sugiero otra lesión, pero el Diablo son las cosas y el problema no es solo hoy, sino mañana también.
La pelea es por uno de esos títulos raros e inservibles que dan los organismos para engañar al público cuando no hay el mínimo interés fanático ni para transmitirla por cualquier canal de los que acostumbran como relleno. En McAllen.
267 libras para el compromiso de esta noche en Texas Cuando el completo cubano Odlanier Solís peleó contra Klitschko pesó 246 libras, en menos tiempo que el que canta un gallo, se lesionó gravemente la rodilla.
Aquella pelea quedó como un intento frustrado del habanero con demasiada fanfarria triunfalista previa de los seguidores del antillano.
Biológicamente y comprobado en el ring, el exceso de peso corporal adquirido por un boxeador para un compromiso determinado no lo hace pegador, sino que le resta velocidad. Por lo que nunca puede sacrificarse esta, que es el verdadero arma de un púgil, por las apariencias de poderío que da convertirlo en un escaparate de menos movilidad: el Sugar Ray Robinson magistral y poderoso lo fue durante su paso por la división welter, en los medianos, aunque continuó ganando, ya no era igual, porque perdió velocidad…
Si un boxeador es sometido a exigencias para pesar más y “pegar más duro”, lo primero que se debe tener en cuenta es que los contrarios en esa división estan en capacidad de asimilar la pegada de ese peso, si no con facilidad, por lo menos sin aspavientos.
Para un boxeador que acaba de salir de un proceso de rehabilitación por una lesión en una rodilla que puso en peligro su carrera para el que, a pesar de todo, todavía no se sabe cuál sera su evolución en la práctica oficial, la medida de hacerlo más pesado, supongo, es una contraindicación.
A través del tiempo, a los atletas con lesiones en las piernas, sobre todo en las rodillas, se les mantiene en forma activa bajando de peso, no al revés. Por lo menos eso es lo que siempre he oído o leído desde hace 50 años.
Esta noche Solís (17-1, 12 KO’s), sube en Texas contra Constatin Airich (23-5-2, 17 KO’s) con 267 libras, 21 más de las que un movimiento rutinario e inofensivo casi le cuesta la carrera. Por supuesto que no sugiero una derrota, a fin de cuentas, a pesar del récord decente que tiene, Airich debe ser una figura meticulosamente escogida para que el cubano “cumpla las expectativas”; tampoco sugiero otra lesión, pero el Diablo son las cosas y el problema no es solo hoy, sino mañana también.
La pelea es por uno de esos títulos raros e inservibles que dan los organismos para engañar al público cuando no hay el mínimo interés fanático ni para transmitirla por cualquier canal de los que acostumbran como relleno. En McAllen.
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